Obama se queda solo con la reforma sanitaria

viernes, 18 de septiembre de 2009
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Éste es un momento único en la historia en el que finalmente podemos alcanzar el objetivo que hemos buscado durante tanto tiempo», dijo esperanzado el demócrata Max Baucus, presidente del Comité de Finanzas del Senado, al presentar la propuesta de ley para reformar la sanidad en EE UU. Pese a todas las concesiones, la propuesta llega sin ningún apoyo republicano.
Su inexplicable sentido de la victoria era compartido por Kenneth Thorpe, un profesor de universidad que participó en las negociaciones de la frustrada reforma sanitaria de Bill Clinton. «Entonces no llegamos tan lejos. Éste es el momento más importante de los últimos 16 años», proclamó.
La realidad es que la versión propuesta ayer supone el fracaso de meses de negociaciones de la llamada ‘banda de los seis’, donde tres republicanos y tres demócratas del Comité de Finanzas han debatido incansablemente para poder presentar una propuesta bipartidista. Al final Baucus ha tenido que hacerlo solo, todavía convencido de que el bipartido será posible cuando la semana que viene todo el comité vote la propuesta.

«Es una ley equilibrada y de sentido común que puede ser aprobada por el Senado», dijo Baucus. «Puede que no represente todas nuestras preferencias, pero al final del día cumple el objetivo de hacer que la vida de los estadounidenses sea mañana mejor que hoy».
Con la ausencia de Ted Kennedy, los demócratas necesitan a todos sus senadores y al menos un republicano para blindar a la ley en el Senado. Todos los ojos están puestos en la republicana moderada Olympia Snowe, a la que sus compañeros advierten de que «sería muy, muy estúpido e ingenuo» por su parte, dijo el senador Jim DeMint, «si vendiese a todo el Comité» republicano, porque eso permitiría a los demócratas avanzar una propuesta que al final se fundiría con la que ya ha pasado en los comité de Sanidad, Educación, Trabajo y Pensiones, además de la de la Cámara Baja. «Todo el mundo está rezando para que no lo haga», deseó el senador Orrin Hatch, viejo amigo de Kennedy.
Desertores
Entre los demócratas ya había airados desertores. «Obviamente no estoy muy feliz», dijo el senador Jay Rockefeller. «Creo que era predecible que el acuerdo bipartidista no iba a funcionar, y sin embargo, nos hemos pasado casi todo un año con la mayor parte del Comité de Finanzas excluido, pese a que muchos de nosotros tenemos un largo historial en atención sanitaria y buenas ideas».
En la versión de 233 páginas presentada ayer el coste de un billón de dólares inicialmente propuesto ha sido reducido a 856.000.

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